Día Mundial del ACV: Disminuir los niveles de ansiedad puede prevenir un ACV

Se celebra el día Mundial de los Accidentes Cerebro vasculares (ACV). Por tal motivo, el Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad(CEETA – www.ceeta.org) advierte sobre la relación que tiene esta patología con los trastornos de ansiedad y asegura que es de suma importancia la prevención para disminuir los riesgos de padecer un ACV, que ya constituye la segunda causa de muerte y la primera de invalidez entre adultos de todo el mundo.

Según los datos informados en la jornada por el Día Mundial del Accidente Cerebro vascular, organizada por IOMA, cada seis segundos una persona sufre un ACV en el mundo y uno de cada seis padecerá un ataque en algún momento de su vida.

Por este motivo los especialistas explican cómo, a través de un tratamiento especializado, las personas que padecen algún tipo de trastorno de ansiedad, pueden disminuir en forma determinante la posibilidad de desencadenar una patología biológica como lo son un ACV o una cardiopatía.

Según Gabriela Martínez Castro (Matrícula Nacional Nº 18627), directora del CEETA estas dos patologías tienen una estrecha relación siempre y cuando la persona tiende a sufrir trastornos de ansiedad y, a su vez, padece algún tipo de problemática, como por ejemplo presión arterial muy alta.

Cuando una persona tiene un alto grado de ansiedad hay una gran posibilidad que este trastorno desencadene patologías de tipo vasculares, ya sea un ACV o, en otros casos, accidentes cardiovasculares como podría ser un infarto.

“Cabe destacar que estamos hablando siempre de personas que tienen una alta predisposición biológica o están padeciendo una patología vascular grave, conocida o no por el paciente, para que un trastorno de ansiedad pueda se desencadenar en un ACV”, aclara la especialista.

Por otro lado, todo trastorno de ansiedad tiene componentes y sintomatologías físicas, como taquicardia, aumento de ritmo cardíaco, leve aumento de la presión arterial, entre otros. Si este tipo de síntomas son padecidos por personas con predisposiciones marcadas a sufrir hipertensión, éstas estarían más predispuestas a padecer un ACV.

Estos casos pueden darse en personas que sufren trastornos de ansiedad como pueden ser: el Trastorno de Pánico, que es altamente conocido, o el Trastorno por Ansiedad Generalizada.

En este último caso, es decir los trastornos por ansiedad generalizada, “la persona se preocupa excesivamente por cuestiones de la vida cotidiana y no puede priorizar, pues le resulta igual de importante la operación de riesgo de un familiar, que llegar impuntual a una cita”, explica Martínez Castro.

Por su parte, quienes padecen ataques de pánico “experimentan la sensación de estar cerca de la muerte, o la locura, sufre taquicardia, falta de respiración, ahogo, entre otros efectos”, dice Martínez Castro.

Éstos serían los dos trastornos de ansiedad que más predispondrían a las personas con una tendencia biológica, a padecer una patología vascular, como las mencionadas anteriormente.

Desencadenantes

Los estresores desencadenantes, que hacen que una persona sufra altos niveles de ansiedad, pueden ser muchísimos, pero siempre dependen de cada paciente en particular. Es decir que “una misma situación estresante puede ser tomada de diferentes maneras. Lo que puede es estresante para mí, no lo es para otra, ya sea porque siente que tiene los recursos necesarios para manejarlo o simplemente por su forma de ser”, explica la directora del CEETA.

De todas formas, hay estresores que son objetivamente estresantes en si mismos, como por ejemplo dificultades económicas, inseguridad, problemas familiares, dificultades sexuales, una mudanza, la muerte o enfermedad de un ser querido, el nacimiento de un hijo, un cambio de trabajo, la adaptación a un nuevo lugar, entre otros.

Los estresores no siempre son negativos, el cambio de trabajo a un nivel superior o la mudanza a una casa mejor y con mayores comodidades, pueden generar estrés ya que implican un alto gasto de energía.

“Como mencioné anteriormente, hay personas que con una capacidad de adaptación muy grande y no tienen predisposición para padecer estrés o ansiedad. Éstas pueden manejar muy bien los niveles de ansiedad o bien tienen recursos que se lo facilita. Con lo cual son personas que se adaptan fácilmente y no les aumenta el nivel de ansiedad cuando tienen muchas exigencias o distintas presiones sociales”, agrega.

El tratamiento

Realizar un tratamiento adecuado disminuye en forma determinante la posibilidad de desencadenar una patología biológica como es un ACV o una cardiopatía

En este caso el recomendado por Gabriela Martínez Castro es la terapia cognitivo-conductual (TCC) ya que es un tratamiento es breve, conducido por expertos en la materia, de forma tal que el paciente debe estar de alta a los 4/6 meses de haberlo iniciado, habiendo recuperado sus actividades habituales, sin sintomatología física ni emocional.

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