Los docentes tienen una alta propensión a sufrir trastornos de ansiedad.

Según el Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA), en la actualidad, la docencia está calificada como una de las profesiones en la que, quienes la ejercen, están proclives a sufrir un trastorno denominado burn out –o síndrome del quemado-, como así también algún trastorno de ansiedad.

“Esto se debe en parte, a que la tarea docente implica muchas veces estar en contacto con niños o adolescentes en los cuales la falta de límites está al orden del día. A esto se suma la alta responsabilidad con la que carga la persona, que tiene a su cargo el cuidado y la educación de menores, la alta carga horaria y los bajos salarios”, explica la Lic. Gabriela Martínez Castro, Directora del CEETA.

“También debe darse en estas circunstancias, que el docente tenga una predisposición genética a sufrir algún tipo de trastorno de ansiedad y que se de alguna situación o hecho puntual de agresión dentro del ámbito escolar que sea desencadenante del trastorno”, agrega Martínez Castro.

El Síndrome de burn out es un tipo de estrés laboral que afecta preferentemente a las profesiones caracterizadas por el contacto con personas, como lo son, la docencia, la medicina, la psicología, los telemarketing, entre otras. Estos profesionales se esfuerzan desmedidamente y de forma sostenida en el tiempo, lo cual origina grandes riesgos de contraer enfermedades, afectando, paradójicamente, su rendimiento laboral y su calidad de vida.

Otros tipos de trastornos también comunes en estas áreas son los trastornos de pánico y trastorno por ansiedad generalizada, entre otros.

Importancia de diferenciar lo biológico de lo psicológico

Según Martínez Castro, ante este tipo de situación lo primero que se debe hacer es diferenciar si se trata de una cuestión biológica o un ataque de ansiedad. La cuestión biológica puede descartarse con un chequeo médico.

“Siempre hay que tener en cuenta que tal vez estamos ante un cuadro biológico y no ante un simple cuadro de ansiedad. Muchas veces se confunde con enfermedades por sus síntomas, que pueden ser taquicardia, sudoración, mareos, sensación de morir y perdida de control, entre otros”, dijo la psicóloga.

“Ninguno de estos síntomas, si procede de un trastorno de ansiedad, va a dejar secuelas desde el punto de vista biológico. Pero si puede desde dejarlas desde el punto de vista psicológico, ya que por lo general quien lo sufre teme volver a padecerlo”, agrega.

Finalmente, se recomienda que quienes sufren de alguna de estas patologías pidan ayuda, ya que cuando se llega a una situación en la que aparece un trastorno de este tipo la persona corre el riesgo de que incapacite su vida.

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